Decir que he encontrado la respuesta a todos los enigmas del alma sería inexacto y presuntuoso. Desestimar lo que he llegado a saber y no darlo a conocer después de observar sus beneficios, sería un pecado de omisión contra el hombre.
Después de veinticinco años de investigación y reflexión, y después de tres años de actividad pública en que he observado este material en acción y sus resultados, puedo anunciar que en el conocimiento que he desarrollado, deben de encontrarse las respuestas a ese enigma, a esa incógnita, a ese problema; el alma humana; pues en mis manos y en las de otros, se ha visto rehabilitarse lo mejor del hombre.
Descubrí que un ser humano no es su cuerpo, y demostré que mediante el procesamiento de Scientology, un individuo puede lograr certeza de su identidad diferente de la de su cuerpo.
No podemos ocuparnos de la esfera del alma humana e ignorar el hecho. El hombre se ha entregado a esta búsqueda desde hace demasiado tiempo como para que su feliz culminación aquí se vea oscurecida con términos vagos y científicos.